martes, 1 de febrero de 2011

BUCLE 2

¿Saltas para alcanzar las nubes o para alcanzar con la vista más lejos? Te haces de nuevo la misma pregunta tras cientos o quizás miles de infructuosos intentos y al fin caes en la cuenta de que, por un lado, aquellas nubes que intentas alcanzar se te deshacen entre los dedos cuando crees llegar a ellas y de que, por otro, la vista sólo te alcanza para verte las puntas de los pies cuando miras hacia abajo por temor a pisar mal en la caída. Entonces, te detienes en seco, miras hacia arriba y ves que las nubes se han retirado para descubrirte que detrás del azul cielo invernal sólo hay un frío Sol que ni siquiera alcanza para calentar tu helado corazón.

Es en ese preciso instante cuando, sin previo aviso y de forma casi imperceptible, te recorre ese escalofrío por el espinazo que tanto odias como igualmente anhelas. Es curioso porque, aunque tú no lo sepas, lo que realmente te gusta es la sensación que se te queda en el cuerpo después de que el último latigazo del escalofrío se haya consumido. ¡Lo que son las cosas! No puedes fiarte ya ni de tus propias sensaciones. De modo que sacudes el cuerpo y decides seguir saltando para ver qué hay más allá del frío azul del cielo.

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