martes, 8 de febrero de 2011

ERRORES ERRANTES

Somos la suma de nuestros errores porque son los errores que cometemos a lo largo de nuestra vida los que dan sentido a la misma. Así como el método del ensayo y error es la base del aprendizaje y del avance de las ciencias empíricas, nuestra existencia cobra sentido y peso a través de las equivocaciones que cometemos hasta alcanzar la meta deseada. Al fin y al cabo no hay mayor acierto que el de saberse equivocado, ya que es lo que nos permite enmendar el error cometido, si queremos, claro.

Ya lo decían los antiguos: errar es de sabios y quizás por ello el Holandés se echó a la mar, huyendo quizás de sus propios errores y contradicciones. Lo que me lleva a pensar que cuanto más yerra el caminante más perdido se encuentra y, a la vez, más desarraigado se siente. Por tanto, nada hay como cometer errores para sentir tu espíritu libre de cadenas que te aten a un lugar fijo y, en consecuencia, a las equivocaciones allí cometidas.

"Aprendo de mis errores como un perro aprende de su amo"... eso dije o eso me pareció decir hace tiempo. Que qué fácil resulta a veces equivocarse y decir, sin pretenderlo, digo donde dije Diego.

De modo que, por lo que parece, soy en cuanto que yerro, al menos como yo lo veo, que también puedo estar equivocado y, de ser así, rectificaré puntualmente en cuanto me entere de ello.

He dicho.

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