sábado, 12 de febrero de 2011

TRAYECTO HACIA LA CUMBRE

Miro a un lado, miro al otro, vuelvo a mirar y sólo me veo a mi repetido como el eco que se pierde entre los riscos de mi escarpada existencia. Distintas versiones de mi mismo que si las sumas no hacen ni la mitad de lo que yo esperaba ser algún día... ¿Dónde se habrá quedado el resto de mi? Me pregunto mientras mi eco se desvanece entre las gargantas que engulleron mi pasado.
Mientras, la tortuosa senda debe continuar montaña arriba y yo he de colocar, uno a uno, los adoquines que me conduzcan hacia la cima sabiendo que cada uno de ellos lleva grabado a fuego en su interior mi único y verdadero final. Un final que no podré adivinar hasta que no concluya el trayecto hacia la cumbre y, quien sabe si una vez allí, sabré dar el salto que me lleve al infinito o, acobardado por la envolvente sensación de vértigo que produce la visión de tanta inmensidad, volveré sobre mis pasos para recuperar lo poco que quede de mi mismo...

Sea como sea, más dura será la caída.

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