sábado, 11 de junio de 2011

EGO ME ABSOLVO

Soy de la opinión de que en determinadas circunstancias es más fácil saber lo que no se quiere que estar seguro de lo que se desea, así como que es más fácil caer en el error de mirar antes por el bien ajeno que por el de uno mismo cuando tus decisiones también afectan a otros, al menos en mi caso.
Si, encima, se te juntan las dos cosas, el caos mental que se te puede generar es para mear y no echar gota. Es en esos casos cuando, irremediablemente, debo echar mano de eso que llamamos egoísmo y que vemos como una cualidad negativa pero que necesitamos para sobrevivir a los embates de la vida.
Hace poco tome una decisión llevado por uno de esos puntuales arrebatos de egoísmo. Fue una decisión difícil de tomar ante unas circunstancias que no habría deseado pero que me dejaban al borde de una encrucijada en mi vida. No me arrepiento de dicha decisión pero quizás la forma en la que lo hice no fue la mejor y eso no ayuda a evitar que, de vez en cuando, me suba un regusto amargo al pensar en las consecuencias a terceros de dicha decisión.
Es entonces cuando tengo que volver a recurrir a lo que decía en el primer párrafo y convencerme de que, entonces como ahora, sé lo que no quiero porque es de lo poco que se aprende de los errores que cometes, y sé que lo que hice debía hacerlo por mi propio bien, a pesar de los daños colaterales. A partir de este punto, todo lo que me queda es seguir caminando hacia delante.

2 comentarios:

  1. El mismo hecho de hacer la reflexión creo que libera. Tomar decisiones tiene como efecto secundario la inseguridad de si son las correctas.
    Eso no puede invalidar el proceso. Es normal. Diría que incluso sano ese punto de duda, pues sirve para revisar la decisión y asumirla. Y en caso necesario, matizar la decisión para perfeccionarla con otras medidas.
    En cuanto al tema del egoísmo, también hay que recordar que el primer deber es el amor propio, es decir, amarse a uno mismo, ser uno mismo. Y eso no es egoísmo, es ser. Egoísmo es ser sin tener en cuenta a los demás, y como no tenerlos en cuenta nos perjudica, también acabamos haciéndonos daño si somos egoistas. Cuando intentamos actuar desde el amor a nosotros mismos, nos cuestionamos y tenemos en cuenta a los otros, y aún así actuamos. Y seguimos adelante.
    Ánimo.

    ResponderEliminar