domingo, 30 de enero de 2011

BUCLE 1

Cuando las gotas de agua llegan a pesar tanto que sientes que te aplastan el alma, es posible que haya llegado el momento de sacar el paraguas.
De repente, pisas un charco y notas que el agua te llega al cuello. Miras la alcantarilla y ves que aún sigue atorada por las hojas con que los árboles regaron las calles el otoño pasado.
Y, pese a que arrecia el temporal, sigues caminando y ves que los socavones de la calle cada vez son más grandes y numerosos y piensas con desdén que alguien debería hacer algo para arreglarlo.
Caminas hacia casa sin prisa pero sin pausa, sorteando socavones que rebosan agua y alcantarillas que no tragan, mientras el paraguas, zarandeado por el viento, pone en jaque tu agotada muñeca y, una vez más, vuelves a ser consciente de que, tras un par de giros de llave, encontrarás el reconfortante abrazo de tu casa, la irreductible guarida en la que nada te afecta y todo pasa.
Te sientas ante el portátil y escribes: "Cuando las gotas de agua..."

3 comentarios:

  1. Cojonudo. Es antiguo o está reciente?

    Un abrazo.

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  2. Es reciente, de ayer mismo, después de un fin de semana de lluvias continuas.
    Gracias, me halaga, sobre todo viniendo de todo un gran pensador como tú.
    Un abrazo

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  3. Jajajaja, sí, sí, gran pensador, sí.

    No te sientas halagado, sólo soy sincero...

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